Expresión escrita PSEC 2006-2007

Herramienta interactiva de la cátedra de Expresión escrita del Programa Superior de Escritura Creativa del Instituto ICREA en los turnos matutino y sabatino, a cargo del escritor Jesús Nieves Montero.

viernes, octubre 12, 2007

La precisión

No puede ir desligado este tema de los aspectos generales que hemos tocado acerca del lenguaje porque, simplemente, regresamos a que el texto no escribe de atmósferas sino palabra por palabras.

De principio será corto. Incluso, debería bastar con un par de advertencias como que si todo para nosotros es un bicho o una vaina no vamos a ninguna parte, o que para describir a un novio o amante no basta con la fórmula de Diveana: Tus ojos, tus ojos, tus ojos, qué tienen tus ojos, tus ojos tus ojos.

Adolfo Bioy Casares recuerda que una vez leyó un halago sobre otro escritor que decía de aquél que escribía "usando todo el diccionario". Desde ese momento Bioy sintió que era eso lo que tenía que hacer escribir con esa abundancia y, cuenta, fue sólo el ensayo y error lo que permitió saber que no es necesario escribir con todo el vocabulario sino con el que exige el texto que se trabaja en un momento determinado.

Hay una relación entre vocabulario y visión: si el vocabulario es pobre, la visión es pobre y la mirada no puede ser original. Por eso hay que evitar ver, en lugar de las cosas, nombres o categorías (estudiante, árboles, bicho) y, si no se tiene, es bueno desarrollar, como ejercicio de voluntad, una curiosidad por el vocabulario.

La selección del vocabulario encierra valor. No es lo mismo usar, para describir a un grupo aproximadamente igual, las siguientes palabras: oposición, antichavista y escuálido.

La selección debe ser típica, comprensiva. Por eso, teóricamente, nos deberíamos entender en castellano, porque debemos poder descifrarnos sin mayores inconvenientes, sin embargo, un divorcio entre el escritor y los significados de las palabras que utiliza, termina en la incomprensión.

Escribir es seducir. La seducción tiene mucho que ver con hablar con gracia, pero esa gracia no se puede alcanzar con trucos baratos, que suenan a frases de abordaje de galanes de arepera.
¿Cómo asegurarse de un trabajo relativamente efectivo con el vocabulario?

Con una visión relativamente clara de lo que se va a escribir que se precedida luego por una evaluación por las palabras que se han utilizado para armar esa visión. ¿Son las más precisas posibles? ¿Estoy seguro de ellas, de sus significados?

Cada vez que hago una selección de palabras debo estar consciente de que cada una de esas decisiones tiene sus implicaciones. Hay que medirlas, comprenderlas, ver cómo afectan la historia.

Hay que recordar que cada vez que se escribe se está frente a un proceso paralelo de creación y descubrimiento, por lo tanto, prestando atención a esto último, hay que recordar que los accidentes de la escritura tiene que ser observados. Si en un momento hace una elección que parece descabellada, coloca algo que parece tener poco sentido, es mejor revisarla y estudiarla un poco aunque sea una reflexión sin mayor impacto práctico en el texto que se está trabajando.

Hay que evitar la búsqueda maniática de sinónimos, no se puede obviar que cada elección tiene sus implicaciones (grande por extensa, bella por hermosa no son directamente equivalentes.

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